miércoles, 23 de septiembre de 2015

Presente y pausa

El capitán conecta el altavoz y empieza a hablarnos. Nos queda media hora para aterrizar y desde la ventanilla ya hemos cruzado la costa levantina. Vuelvo a ver el mosaico de colores separados por finos caminos, que es la península a vista de pájaro.

Aterriza el avión y para salir es necesario enseñar el pasaporte. Será la última vez en un tiempo. Primera huella española de retorno.

La vuelta al super-desarrollo ha sido dura, más dura de lo que me imaginaba. Pensaba que sería al revés que a lo bueno te acostumbras pronto y a lo malo tardas más, pero he pasado una semana siendo una zombi. Pensando que vivía en un palacio, ¡una ducha en la que no se acaba el agua caliente! Viendo que a las 7 de la tarde todavía es de día y antes de anochecer el alumbrado de las calles ya está funcionando. La primera vez que fui a Mercadona me costó asimilar ver tanta comida junta y ver a la gente llenando los carros como si no hubiera mañana. Me levantaba por las mañanas y desayunaba lo mismo que desayunaba en Same pero ni el pan es el mismo, ni el aguacate con tomate sabe igual. Me molestaba el exceso de ruido y de tensión y necesitaba desconectar y cuando desconectaba, cuando salía a la calle, ya no me atrevía a ir mirando los ojos de la gente buscando un saludo. Estuve un par de días buscando música tanzana en Youtube y Spotify, de hecho me hice una playlist y todavía me la pongo para escribir.

Pero bueno, no más dramas. Estoy en casa, estoy con mi familia y con mis amigos y tengo cosas pendientes. Y aunque mi trabajo como cooperante en terreno ha terminado, se puede seguir ayudando desde aquí. No quiero engañaros y tampoco quiero que os engañen. La lucha por un mundo justo, por la igualdad de Derechos Humanos no se hace viajando a Tanzania o a otro de los muchos países que necesitan ayuda. Me he traído yo más de allí que he podido dejar.

Todos podemos contribuir en crear un mundo mejor desde casa, desde la calle, desde el supermercado, desde la tienda de informática, desde la Universidad, desde tu ONG...
Como dice Sabina "que el quiero gane la guerra del puedo"

Amigos, ha llegado el momento de pausar el blog. Ojalá estas huellas sean las primeras de muchas otras: tanzanas, españolas, de cualquier sitio. Y si de verdad la aventura continúa en un futuro, estaré encantada de seguir compartiendo con vosotros realidades.


Asante sana. Tutaonana!
Muchas gracias. ¡Nos vemos!


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