domingo, 13 de septiembre de 2015

29.08. Atanzanamiento

Vamos a ver, ¿qué es el atanzanamiento? Pues a pocos días de volver al Norte, y habiendo estado analizando este interesante estado emocional y físico, creo que me veo capacitada para poder escribir un poquito sobre él.

Foto de Miguel
El primer síntoma de atanzanamiento que puedes identificar es la no necesidad de ir con prisa a los sitios. Hay que disfrutar de cada paso que se da y sentir la tierra por donde se anda. ¿Pero qué pasa si llego tarde? No hay problema, aquí la puntualidad suele brillar por su ausencia y si hay puntualidad por la contraparte no hay que agobiarse porque aquí no van a discutir contigo ni te van a echar en cara que llegues tarde. Es más, en su vocabulario no hay hueco para insultos.

Tampoco son necesarios los chistes. Aquí se parten la caja con cualquier cosa. Además es muy divertido porque esos días de trabajo de campo, todos empiezan la mañana con faces serias y concentradas pero no sé qué pasaba al montarse en el coche que la actitud cambia y se mantiene para el resto de la jornada. Lo peor es que la risa es de las contagiosas así que aunque no supieras de qué iba la cosa sentías la necesidad de reír.


Aquí tenéis un vídeo de una prensadora de caña de azucar, que por cierto, ya lo dije, pero estar atanzanado también incluye poder pelar y comerte la caña de azucar sin necesidad de objeto cortante. En este caso la caña de azucar, en concreto la cáscara es usada como material de construcción y que sepáis que el jugo de la caña es de las cosas más sanas que puede comerse

Otro de los síntomas del atanzanamiento es realizar correctamente el saludo suajili. Es como un ritual, no como en España que con un simple “hola” y a correr es suficiente. ¡No! Aquí te paras y tranquilamente realizas tu saludo. Sin embargo las despedidas son bastante escuetas.
El primer día que hice un saludo perfecto casi lloro de la emoción porque el saludo depende de si se hace a una persona mayor, a un niño o a una persona de tu misma edad y del momento del día, de si vas solo o vas acompañado...

El no tener la necesidad de encender la luz estando a oscuras. Andar por las calles sin alumbrado intuyendo lo que pisas y por donde pisas también es síntoma de atanzanamiento. Despertarte involuntariamente a las 7 de la mañana, sin sueño, no provocado por el sonido de las gallinas o por el rascado de la escoba en tu ventana (que por cierto, se me ha olvidado comentaros que otro de los deportes nacionales, y también síntomas de africamiento y atanzanamiento, además de ver las noticias de las 8 o ser capaces de aguantar bultos importantes encima de la cabeza y poder caminar con ello, es barrer cuando sale el sol)  y aprovechar todas y cada una de las horas de luz de modo que a las 10 de la noche las duracell estén vacías y necesites dormir también entra dentro de los indicios de atanzanamiento. 

Cuando llevas dos días sin comer arroz y empiezas a sentir la necesidad de comerlo. Cuando en un plato de pilau tienes la suerte de encontrarte un trozo de carne y, tras estar media hora masticándola, te hayan quedado trozos entre los dientes o no, sientes la necesidad de coger un palillo y por puro vicio, tenerlo en la boca.


Cuando, al bajar a Same town te pares a hablar con toda la gente que adelantes o que te cruces, en suajili, en inglés o en suajinglis y acabes con nuevos contactos en la agenda del teléfono.

Cuando ya no te llamen mzungu, sino que te llamen por tu nombre...

Cuando llegas a este punto, cumpliendo la mayoría de los requisitos...Vigílate porque la vuelta a la realidad va a ser dura. 


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