martes, 8 de septiembre de 2015

27.08. No hay dos sin tres

Dicen que no hay dos sin tres. Y nunca digas a la montaña no volveré. Pues en mi caso es cierto. Me han vuelto a ampliar la zona de estudio. Todo Dindimo es mío: la parte en funcionamiento, la construida y, hoy, la que se va a construir.

Pero este viaje es diferente a los dos anteriores. Lo primero porque no es Emma el conductor y lo he echado mucho de menos. Lo segundo porque Deo me acompaña y va a hacer de intermediario traductor entre mis amigos del distrito que sólo hablan suajili y yo, que hago el amago de hablar inglés… Y no se si de ahí salga algo bueno. Y lo tercero porque he descubierto otra habilidad de los tanzanos, y es montarse cuatro hombres en la parte de atrás de un coche y mantener una conversación normal con el vaivén de la montaña. Sí, es posible.

Y como ya sabéis en qué consiste mi trabajo os voy a contar muchas anécdotas que me han pasado y que Deo me ha ido contando.

La primera y más graciosa, con la que he abierto la mañana, es que creo que mi centro de gravedad se ha desplazado ligeramente hacia la parte izquierda a causa del orzuelo que me ha salido en el ojo y, consecuentemente, me he tragado el suelo de camino a la toma. He de decir que la tierra de las montañas Pare está blandita y no hemos tenido que lamentar ninguna pérdida.


La segunda es que la mejor palabra que existe en el mundo es “pole”. ¿Que alguien se come el suelo? Le dices pole. ¿Que alguien se queda sin luz? Le dices pole. ¿Que los mosquitos le comen el pie a alguien? Le dices pole. Pole es para todo aquel mal ajeno que te produzca empatía. Es una palabra genial.

He descubierto también que hay diferentes tipos de ugali. Existe el ugali hecho con harina de maicena, que creo que fue el que probé, y además hay ugali de sésamo y de plátano. Aun sabiendo esto no me veo capacitada mentalmente para volver a comer con las manos. Y como dice Alfonso, es imposible comer ugali sin perder la dignidad.

También que existe un tomate ancestral que se planta con delicadeza y se le construye una pérgola hasta que crece para que los pájaros no se la coman. Y que cuando crece la planta es más alta que cualquier tanzano (que tampoco es que midan dos metros, ni mucho menos).

He descubierto por fin cómo se llaman mis amigos del Distrito: Stefano y Firimini. El nombre del muñequiti he sido incapaz de retenerlo 5 segundos en mi cabeza. Era muy raro. También que el fruto que comí el primer día y al que bautice como mchungu no se llama así. Mchungu son los huesos.
Daría lo que fuera por ver cómo se desenvuelven las excavadoras por las montañas el día que empiecen las obras en esta nueva fase. Habiendo visto el terreno más o menos sin intervención previa debe ser un espectáculo mover la maquinaria por esos serpenteantes caminos. De hecho ha habido un momento que yendo con el todoterreno he pasado miedo porque estaba más tiempo volando que en el asiento… Pues no me quiero imaginar.

¡Por cierto! He pasado una de las pruebas de fuego tanzanas: pelar y comerse con la boca y sin ayuda una caña de azúcar. Y por si no visualizáis cómo son he de decir que son unas varas hebrosas cubiertas de una cáscara dura que es necesario arrancar y a partir de ahí morder con fuerza, masticar y escupir. Sí. Prueba conseguida.


Definitivamente, ver las noticias de las 8 es otro deporte nacional. Deo ha sido muy claro: te recogemos para cenar a las 7:55 para estar en Sofía cuando empiecen las noticias. Durante esa media hora nadie habla. Sólo se mira a la televisión.

Y yo diría que “maji” que significa “agua” en suajili forma parte del top 20 de palabras útiles. Acaban de llamar a la puerta. Era uno de los hijos de mama Lioni preguntando por agua. No tengo ni idea de lo que me ha dicho pero como maji estaba en la frase he sacado un cubo de los del baño lleno de agua, me ha dado la mano y se ha ido.

Seguiría escribiendo. No sé qué me pasa. Creo que es empacho de inglés y necesito descargar con algo todo el español no dicho hoy. Este equipo de trabajo descarga y recarga a la vez.


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