¿Habéis visto alguna vez este contraste de verdes? ¿Y el
verde fosforito de los arbustos? Os prometo que la foto no está retocada. Os
cuento dónde hice esta foto:
Primer fin de semana en Tanzania y como no podía ser de otra
manera. ¡Nos vamos de safari! ¡Nos vamos a Malengu!
Cogimos el autobús a las 7:30 para estar en Moshi a las 9,
hora a la cual nos recogería nuestro safari-driver llamado Hamani.
La primera parada fue en pleno bosque. Fuimos a ver una plantación de café y a tomar el
Babu-coffee (café del abuelo). Conocimos a Babu, un personaje bastante curioso
quedado nos fue enseñando los pasos para preparar un verdadero café arábico.
Lo primero es recoger las semillas cuando están rojas.
Se les quita la primera cáscara con esta peladora y se dejan
secar un par de días.
Las semillas tienen otra capa fina que es necesario quitar.
Para ello se usa el mortero y se sopla de forma que en la bandeja sólo quede lo
bueno.
El siguiente paso es tostar la semilla
Y por último se machaca con el mortero cantando una canción.
¿Pero cómo se sabe si el café es bueno? Pues probándolo, obviamente. Pero no
hirviéndolo con agua… Eso después. Probarlo literalmente. Echarte un puñado de
café molido (mezclado con azúcar) en la boca. Sí, sí… Así nos quedamos todos.
Perplejos. Pues lo hicimos y estaba bueno. Pero por favor pequeños, no lo
hagáis en casa.
Y este es el ritual del café. Del verdadero Arabian coffee.
Después comimos en un restaurante local de Malengu. Aquí fue
cuando tuvimos la genial idea de probar el ugali (los pelos de punta se me
ponen de pensar en el ugali…). Pero es como con todo. Estás en África y no te
vas a quedar sin probar algo. Si es que no que sea porque has intentado que sea
que sí.
La siguiente parada de nuestro safari (por cierto, “safari”
aparte de ser una marca de cerveza significa viaje) fueron las cataratas de
Ndoro. Un curso fluvial procedente del Kilimanjaro que se encuentra bastante
por debajo de la civilización… Es necesaria una buena bajada.
En este lugar la gente aprovecha para darse un bañito pero
no estaba el día para mojarse… A sí que saboreamos desde fuera las gotas de
agua que salpicaba la cascada.
He de decir que fue un día a prueba de fuego para el
estómago. Habíamos oído hablar de la cerveza de plátano y le preguntamos a
Hamani. Tanto interés pusimos nos llevó a un bar en Himo Town donde se hacía
esta cerveza artesana, llamada mbege. El bar era lo más antro que os podéis
imaginar… Tenían la cerveza en cubos de 25 litros y la servían en cubillos de
medio y un litro y nosotros teníamos mucho miedo de pasar las próximas horas
dependientes del WC.
Y con esto doy por finalizado mi primer fin de semana en
Tanzania.
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