viernes, 14 de agosto de 2015

09.08. Verde que te quiero verde

¿Habéis visto alguna vez este contraste de verdes? ¿Y el verde fosforito de los arbustos? Os prometo que la foto no está retocada. Os cuento dónde hice esta foto:


Primer fin de semana en Tanzania y como no podía ser de otra manera. ¡Nos vamos de safari! ¡Nos vamos a Malengu!

Cogimos el autobús a las 7:30 para estar en Moshi a las 9, hora a la cual nos recogería nuestro safari-driver llamado Hamani.

Paréntesis: { El transporte público en Tanzania por lo que he visto está bien cubierto. Para trayectos cortos (de la oficina a Same Town) suele usarse la moto, aquí conocido como piki-piki o boda-boda. Nosotros, los voluntarios, no lo usamos porque es peligroso. Los caminos son de arena y con baches y el pasajero no lleva casco. Y para trayectos largos existen dos tipos de autobuses: los peligrosos (dala-dala) y los menos peligrosos. Nosotros siempre en los menos peligrosos. Aun así da bastante miedito cómo conduce la gente aquí (que por cierto, se conduce por la derecha). }


La primera parada fue en pleno bosque. Fuimos a ver una plantación de café y a tomar el Babu-coffee (café del abuelo). Conocimos a Babu, un personaje bastante curioso quedado nos fue enseñando los pasos para preparar un verdadero café arábico. 

Lo primero es recoger las semillas cuando están rojas. 


Se les quita la primera cáscara con esta peladora y se dejan secar un par de días.


Las semillas tienen otra capa fina que es necesario quitar. Para ello se usa el mortero y se sopla de forma que en la bandeja sólo quede lo bueno.


El siguiente paso es tostar la semilla


Y por último se machaca con el mortero cantando una canción. ¿Pero cómo se sabe si el café es bueno? Pues probándolo, obviamente. Pero no hirviéndolo con agua… Eso después. Probarlo literalmente. Echarte un puñado de café molido (mezclado con azúcar) en la boca. Sí, sí… Así nos quedamos todos. Perplejos. Pues lo hicimos y estaba bueno. Pero por favor pequeños, no lo hagáis en casa.
Y este es el ritual del café. Del verdadero Arabian coffee.

Después comimos en un restaurante local de Malengu. Aquí fue cuando tuvimos la genial idea de probar el ugali (los pelos de punta se me ponen de pensar en el ugali…). Pero es como con todo. Estás en África y no te vas a quedar sin probar algo. Si es que no que sea porque has intentado que sea que sí.

La siguiente parada de nuestro safari (por cierto, “safari” aparte de ser una marca de cerveza significa viaje) fueron las cataratas de Ndoro. Un curso fluvial procedente del Kilimanjaro que se encuentra bastante por debajo de la civilización… Es necesaria una buena bajada.
En este lugar la gente aprovecha para darse un bañito pero no estaba el día para mojarse… A sí que saboreamos desde fuera las gotas de agua que salpicaba la cascada.


He de decir que fue un día a prueba de fuego para el estómago. Habíamos oído hablar de la cerveza de plátano y le preguntamos a Hamani. Tanto interés pusimos nos llevó a un bar en Himo Town donde se hacía esta cerveza artesana, llamada mbege. El bar era lo más antro que os podéis imaginar… Tenían la cerveza en cubos de 25 litros y la servían en cubillos de medio y un litro y nosotros teníamos mucho miedo de pasar las próximas horas dependientes del WC. 


Y con esto doy por finalizado mi primer fin de semana en Tanzania.


No hay comentarios:

Publicar un comentario