¡Hoy estamos de fiesta en el barrio! Sherehe sherehe!! Nuestros
vecinos de atrás, los Mrutu, nos han invitado a la pre-boda o por aquí llamado Send-Off de su hija. ¡Oh! ¡Una boda
tanzana! ¡Qué chulo! Vale sí, es un evento interesante y una oportunidad única de ver en primera persona cómo festeja la gente algo tan tradicional y antiguo como es el matrimonio. Pero más que boda se asemejó a una encerrona. Creo que ha
sido la celebración más extraña que he presenciado en mi vida. Ha sido como el
dicho del niño de la feria:
¿Dónde vas? ¡¡¡A la feria!!!! :DDD
¿De donde vienes? De la feria….. ¬¬’
Aquí tenéis nuestra tarjeta de invitación, muy currada.
¡Pues habrá que ir!
Y lo más complicado ahora... ¡Pues os lo tengo que contar! Aviso a mentes sabias y corazones sensibles: No garantizo la veracidad de lo que me dispongo a escribir. Me limitaré a describir lo que vi.
Primer dato. Las bodas en Tanzania tienen tres días de celebración: pedida de mano, entrega (send-off) y boda. Ésta en concreto fue cristiana pero podría haber sido luterana, musulmana o de cualquier otra religión. Aquí se convive en armonía y respetando.
Llegamos al salón se palpaba el poderío. Toda la decoración en blanco, amarillo y rosa. Sillas forradas, columnas forradas, alfombra roja… Y todo lo habían hecho en un día. Vamos, vamos, una pasada. Por cierto, una curiosidad. Las sillas aquí son consideradas un objeto muy valioso y muy caro. Si se rompe una silla es una tragedia, y alquilar tantas sillas para la ceremonia (nuestras invitaciones llegaban hasta el número 80) es un dineral.
Y lo más complicado ahora... ¡Pues os lo tengo que contar! Aviso a mentes sabias y corazones sensibles: No garantizo la veracidad de lo que me dispongo a escribir. Me limitaré a describir lo que vi.
Primer dato. Las bodas en Tanzania tienen tres días de celebración: pedida de mano, entrega (send-off) y boda. Ésta en concreto fue cristiana pero podría haber sido luterana, musulmana o de cualquier otra religión. Aquí se convive en armonía y respetando.
Llegamos al salón se palpaba el poderío. Toda la decoración en blanco, amarillo y rosa. Sillas forradas, columnas forradas, alfombra roja… Y todo lo habían hecho en un día. Vamos, vamos, una pasada. Por cierto, una curiosidad. Las sillas aquí son consideradas un objeto muy valioso y muy caro. Si se rompe una silla es una tragedia, y alquilar tantas sillas para la ceremonia (nuestras invitaciones llegaban hasta el número 80) es un dineral.
Nos recibieron con un pincho de carne. Seguramente de la
vaca-regalo que unos días antes de que llegáramos estuvo dando guerra nocturna.
(Qué buena pinta tiene esto, si te reciben con carne esto va a ser como la
gozadera - Pensé) Pues ¡NOOOOO! que hasta las 11 no pudimos llevarnos nada a la
boca y aquí se cena tempranito, tan tempranito que a las 11 de la mañana ya te
están diciendo Good afternoon (cierto eh, nos pasó el otro día). Fue como el
tentempié y aguanta “Pole, pole” (Pobrecillos).
Una boda tanzana es un evento muy
protocolario. Empieza la celebración a media tarde. Sobre las 6 más o menos,
cuando salíamos de la oficina, hemos empezado a escuchar por las calles música
que me recordaba a una charanga. (Gemi, te mando un beso. Que sé que te
encantan las amapolas cuando salen de los trigales).
El send-off no lo prepara la novia, sino un comité formado por familiares y personas cercanas.
Algo que me llamó mucho la atención: muchas mujeres llevaban la misma kanga
(tela) en su vestido. Aquí no pasa como en España, que como te encuentres con
que una persona lleva el mismo vestido o la misma corbata te acuerdas de toda
su familia… Llevar esa tela tiene un significado. Esta tela la elige la "mama" de
la novia y las mujeres más cercanas van todas con esa tela presumiendo de que
van de parte de ella.
Send-off implicaría, bajo mi punto de vista, tres
protagonistas ¿no? La novia, el padre de la novia y el novio. Pero el novio no aparecía... Y estábamos todos nosotros con la intriga. De hecho, no lo supimos quién era hasta unos momentos antes de que
terminara el protocolo, cuando ya se hace la entrega. La novia se acercó sola al final de la sala donde
estaban la charanga y se arrodilló frente a un hombre, que resultó ser el afortunado
Qué distintas son las costumbres ¿verdad?
Entre el volumen de la música, 4 horas escuchando suajili
(salvo cuando el speaker se dirigía a nosotros, y hablaba en inglés) y sin
entender nada de lo que pasaba… No os voy a engañar. Ha sido un rollo. Pero me
ha gustado una cosa. La unión que había con los invitados y la participación
que tiene todo el mundo. Nosotros mismos brindamos con los Mrutu, hicimos la
caminata roja bailando para entregar los regalos a la familia, nos abrazamos
con ellos, nos hicimos fotos. Había unión, había buen rollo y mola mucho. Y ya
no sólo en la boda. Andas por la calle y no hay por qué sentir miedo. Todos te
saludan amablemente y te miran sonriendo. Karibuni, Karibuni sana, te dicen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario