lunes, 24 de agosto de 2015

15.08. Como reyes

Creo que voy a llorar de la emoción... ¡Por fin he comido pescado! Pescado del de verdad. Del que se come en plato con cuchillo y tenedor y te lo sirve un camarero uniformado en un mantel de tela.

Hoy me he sentido como una reina al visitar un restaurante a las afueras de Same, el Nchoroco. ¿Por qué? Porque es sábado, porque ha venido la familia de Eduardo (el único español que no está dentro de ONGAWA y que hay por estos lugares. Expatriado de la ONG Médicos del Mundo) y porque nos lo merecemos.

Eso sí, a este sitio no es muy recomendable acostumbrarse. Lo primero, porque leer una carta tan larga me he dado cuenta que agobia. Lo segundo, porque a los voluntarios no es que nos sobre el dinero. Y lo tercero y último, porque malo es comer arroz con todo, pero creo que abusar del curry es mucho peor.

Por eso Ana y Eduardo hicieron la promesa de visitar este sitio sólo una vez al mes. Cosa que comparto y, consecuentemente, esta ha sido mi primera y última vez.

Pd: No tengo fotos. Estaba tan emocionada que se me olvidó. Pero, aunque no tenga nada que ver, aquí os dejo una imagen de la línea de ferrocarril inutilizada, no obsoleta, que cruza Same y por la que tenemos que cruzar todos los días.


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