lunes, 10 de agosto de 2015

05.08. Karibuni Tanzania

¡Ya estamos en casa! Después de casi 24 horas hemos conseguido la primera huella (derecha, por supuesto) africana y tanzana de nuestra aventura.

El viaje empezó con agobios. Barajas estaba on fire y tuvimos que poner en práctica, además de nuestro morro, nuestra velocidad en pista y la última llamada. Como de casualidades está hecha la vida, en el bus V.I.P. de aeropuerto coincidimos con otros dos muchachos voluntarios que volaban a Mozambique.

¡Primera prueba conseguida! Empieza el viaje de verdad, con la compañía Ethiopian Airlines, compañía para grandes estómagos, he de decir. En 15 horas (teniendo en cuenta que volábamos de noche) 3 comidas. El caso es que vaciamos las bandejas… (para cuando vengan las vacas flacas - pensamos.)

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Bueno bueno, lo conseguimos. Llegamos a Kilimanjaro y conseguimos hacernos con el visado, que por cierto vaya lío… Pero bueno, no pasa nada. No hubo incidentes graves, ni pérdidas de maletas… Sólo se derramó una poca tinta para huellas dactilares.
¡Ya estábamos en Tanzania! 


Nuestro taxista de confianza, Nondo, no nos abandonó en el momento crítico. Estaba el pobre esperándonos con el cartel desde hacía dos horas.

El camino a casa fue de lo más mágico que recuerdo de este primer día. Salimos del aeropuerto, cogimos la carretera y ¡pumm! ¡Un Massai! Y la típica estampa africana con sus campos de maíz secos, montañas enormes a lo lejos, un árbol de vez en cuando, una termitera, un baobab... Eran 3 horas camino a Same. Los Massais iban andando por los arcenes, otros estaban sentados en la sombra de los árboles. Todos saludaban y yo como una niña pequeña alzaba la mano y me faltaban ojos y tiempo para mirar todo. ¡Welcome to Africa! Como dice la canción

 Alguna foto eché del viaje, por cierto.


Los arcenes están muy muy transitados por las mujeres o niños que van o vienen de la escuela con sus uniformes. Las edificaciones están dispersas por todo el territorio.


Nondo nos fue contando cosas de su vida y de la vida en general. El futbol le apasiona, como a la mayoría de los africanos. Nos dijo que su familia era grande, que tenía 7 hermanos y que él tenía tres hijos e iba a por el cuarto. Nos dijo que había tenido varios trabajos y que actualmente, aparte de ser taxista ayudaba a su mujer. Le gustaba salir con ella a comprar cosas para su tienda y ayudarla con los niños. Un tío majo y peculiar, vaya.  

¡Os dejo ya! No por falta de ganas de seguir contando cosas… Sólo deciros que estamos bien. Que estamos contentos. Que estamos en nuestra nueva casa, home, nyumbani y que “familia” en Same es también familia. 

1 comentario:

  1. Que valiente eres Nia! Y que envidia me das por la experiencia que estas viviendo. Me alegro mucho que te vaya bien.
    Un besazo.
    P.d.: soy Carola jajaja

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