lunes, 17 de agosto de 2015

12.08. Sentirse pequeña

El otro día me preguntó Adri qué era lo que más sorpresa me había causado en el tiempo que llevaba aquí y no supe responderle pero, habiendo analizado todo lo vivido durante estos días, creo que ya sabría contestarte a tu pregunta, y lo hago con este vídeo.


360 niños mirándote, esperando que les respondas con la mirada. Todos uniformados y con las botellas amarillas, tras haber limpiado sus propias letrinas.

Sucedió el pasado lunes, primer día de trabajo de campo. Al finalizar el meeting de planificación sobre mis tareas fuimos a visitar las zonas de trabajo de Miguel, en concreto estuvimos en un colegio de primaria de la comunidad de Kansa, ubicado también en las montañas Pare.


Este colegio es especial porque es el único que tiene un estricto modelo sanitario. Y ONGAWA quiere difundir este sistema al resto de colegios de la zona.  ¿Y en qué consiste este modelo? En promover el uso de las letrinas y, por tanto, su limpieza y mantenimiento para poder ser usadas (y querer usarse, lo más importante).

Con lo fácil que es hacer tus cosas en el bosque, ¿verdad? Claro, y más habiendo tantos árboles con los que taparte… Pero si todos usamos el váter una media de 1,5 veces por la mañana, y sólo en este colegio hay 360 niños, son 540 residuos al día los que se están echando al bosque. ¡Sólo en este colegio y en un día! Que es más cómodo no lo podemos cuestionar… Todo el mundo ha tenido el “placer” de perderse en la espesura para evitar largas colas o simplemente porque va a ser una jugada más LIMPIA que enfrentarte a un WC público.

Pues en esa línea de trabajo juega este colegio. Los niños son los encargados de limpiar sus propias letrinas. Tienen un horario especializado para mantenimiento de las letrinas y hay juego de roles. En cada clase hay un prefecto que es el encargado de que siempre haya agua. 



Claro, tener agua en la letrina es fundamental para su limpieza. Entonces debería haber un punto doméstico (DP) de agua cerca de cada colegio. Ya van encajando las cosas, el diseño del sistema de abastecimiento Dindimo tiene en cuenta este aspecto.

Y luego, otro asunto esencial. ¿Cuántas letrinas hay por cada niño? En este colegio, por ejemplo, hay 2 letrinas para niños, 2 para niñas, 1 unisex y una para profesores. Por tanto a cada 120 niños les corresponde una letrina… ¿Es esto suficiente? 

Por último, otro asunto a tratar. Está muy bien si con la idea del horario estricto se consigue el uso de las letrinas. Pero, ¿después qué? El cambio de mentalidad no debería acabar en usar la letrina, sino en posteriormente lavarse las manos. Ya lo dije en la entrada “Chakula, but first…” Mucha higiene para unas cosas y para otras mucho que aprender.

Es muy fácil y barato instalar lavaderos de manos, llamados tip-tap, al lado de las letrinas. Este colegio en concreto no tenía porque “la gente lo roba, igual que las puertas”.


Mucho sobre lo que reflexionar tras haber visitado este colegio. Mucho, mucho.

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