sábado, 29 de agosto de 2015

20.08. Vuelta a la montaña

8:15 de la mañana (7:15 en España). Nos recoge Ema en casa. Ana tiene que ir a Maore también para una reunión con los de su COWSO.

La jornada empieza con risas. Ema me avisa de los gatos negros y ahora que pasó la tempestad nos hace gracia, pero aún recuerdo el momento desesperante de estar en Sofia cenando y estar contándole mi situación: 1 día sin agua, 3 días sin agua caliente y 2 noches sin electricidad, en medio de la nada y sin posibilidad de comunicarme con nadie en otro idioma que no fuera suajili. ¡Horror!

Afortunadamente hoy es un nuevo día, sin gatos, ni negros ni blancos. Sólo con ganas de volver a la montaña, de subir cuestas y disfrutar de ella como si fuera la última vez, que es muy posible que lo sea. ¡Pero quién sabe!

Llegamos a Maore, paramos en Sofía a hacer nuestro correspondiente segundo desayuno y empiezan las anécdotas graciosas del día. Dos mujeres se acercan y nos ponemos a hablar como buenamente podemos. Me gusta mucho hablar con la gente local porque es gente abierta y el humor aquí se respira en el aire. Empieza la conversación en inglés formal pero acaba en una fusión suajinglis con toque indio y en esos momentos te das cuenta de lo importante que es la comunicación, y que venga lo que venga hay que intentar expresarse con cualquier recurso.

Bueno, cogemos nuestro camino hacia las montañas. Recogemos al muñequiti y empieza la jornada. GPS en una mano, en otra la libreta, el móvil para hacer fotos colgando, la botella vacía para medir caudales bajo el brazo y las duracell al máximo.

El paisaje es diferente. Hay más vegetación y los caminos son menos transitables para vehículos. Se nota que lleva tiempo en funcionamiento el sistema y se ha restaurado la vida del bosque.

Otra de las cosas que pasan cuando se construye y el tiempo pasa es que aparecen defectos: fugas, agujeros en tuberías, puntos domésticos con caudal insuficiente, puntos domésticos sin cierre, estructuras inutilizadas… Y mucha distancia entre ellos. Pero es lo que pasa con la cooperación: Tienes X recursos y tienes que pensar cómo optimizarlos. Y como ya he dicho en otras entradas, con el problema de la diseminación de la población es muy complicado poner puntos de agua en todas las casas. ¡Ojalá se pudiera! Pero lo que hay que procurar es que, por lo menos, lo que se ha ejecutado funcione.



Le dimos un buen repaso a toda la red durante la mañana y volvimos a Maore, no sin antes despedirnos con una buena caña de azúcar. We’ve finished!!


Pero el día no termina aquí… Estábamos llenando el tanque con arroz y habichuelas cuando vimos que se formó jaleo fuera. Dos maasais habían empezado a discutir y entre la multitud, desde mi asiento os puedo decir que sólo oí un sonido, vi un palo y un trozo de túnica volando y el ruido de cuando alguien cae al suelo… Sí, la primera pelea tanzana que me encuentro. Es muy raro ver aquí a gente discutiendo en general y pegándose en particular, y más de día. Por eso digo que cada día no dejo de sorprenderme. 

Salimos de Sofía para volver a Same. Habían conseguido separar a los protagonistas de la revuelta pero aún quedaba corrillo. Y lo que suele pasar cuando se acumula mucha gente y pasa un blanco es que todos los ojos se desvían y sientes el peso de ellos. Te sientes pequeñito.  

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