sábado, 15 de agosto de 2015

10.08. Échale huevos

¡Lunes! ¡Madrugón! Volvemos en autobús a Same después del intenso domingo. Estábamos esperando en los asientos de atrás y comiéndonos unas galletas que compramos a los vendedores que se ponen en las ventanillas de los autobuses, cuando de repente se subió al autobús una mujer con un bebé, tres niños pequeños y otros tres mayores a su cargo.  

Fue la segunda vez que pensé: “Hay que echarle huevos para ser mujer en África” La primera fue en aeropuerto de Addis Abeba, dentro del autobús por la misma escena. Una mujer con un niño recién nacido colgando de las espaldas con la típica bolsa de canguro (y cuando digo recién nacido estoy hablando de que a lo mejor tenía un par de meses) y otros dos pequeños. Viajaba en avión a Kilimanjaro igual que nosotros. Miguel le cedió su sitio del autobús para que se sentara y fue la primera vez que escuchamos “asante” que es gracias.

Volviendo al autobús…  Los tres niños pequeños se sentaron entre nosotros, en el asiento de en medio. El más mayor cuidaba de su hermana pequeña y ésta cuidaba a su hermano más pequeño. Los tres en fila. Nos miraron, como todos los niños hacen, con cara curiosa y ruborizándose (supongo que por el color de nuestra piel) sonrieron y se rieron. Les dimos una galleta y la cogieron con una cara de felicidad de esas que no se pueden describir y que te hacen que sientas cositas que tampoco caben en palabras.


Cogimos en brazos al pequeño de los tres, que a lo mejor tendría dos años. Y se quedó dormido.
Y es que hay que echarle huevos. Las mujeres del Sur son las que sacan adelante el hogar, son las que se pegan largas caminatas en busca de un punto natural de agua, son las que van al mercado (que no siempre está a cinco minutos de casa), son las que cuidan a los niños y, sin embargo, son las que se encuentran en una situación de desventaja y subordinación desde hace siglos. Hoy en día se está luchando por mejorar esta situación, lo primero, dando a conocer los derechos de las mujeres, que para muchas son desconocidos; y lo segundo intentando acabar con la discriminación a nivel local y general con lo que se conoce como “perspectiva de género” 


La situación poco a poco mejora pero queda mucho por hacer. Hay que seguir luchando por nuestros Derechos Humanos, cada uno por separado y todos en conjunto.

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